Se espera que pronto produzca los primeros lotes de ropa “espía”. Para ello participan por contrato varias empresas y centros científicos tan importantes como el Instituto Tecnológico de Massachusetts y Nautilus Defense. Desde hace mucho tiempo, los gastos considerables en investigación científica son la norma para el ejército estadounidense, aunque sus desarrollos no siempre “despegan”. Por ejemplo, el Mando de Operaciones Especiales de EEUU financió la creación de un traje de asalto ligero durante 6 años, a partir de 2013, gastando 80 millones de dólares. En 2019, el proyecto se desechó y nunca se alcanzaron los objetivos previstos.
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