En noviembre, apareció en aguas cristalinas del Océano Antártico. Al parecer, pronto dejará de existir o seguirá a la deriva varios años más.
Según los expertos, el trozo de hielo, recogido por las corrientes oceánicas, nadará hasta el mar de Scotia. Si se confirma esta previsión, corre el riesgo de desaparecer por completo.