Según la publicación de los expertos, unas 460 mil muertes entre 1999 y 2020 pueden relacionarse directamente con las centrales eléctricas de carbón, la mayoría de las cuales se produjeron en los ocho primeros años del periodo, y entre 10 de estas centrales, cada una fue responsable de al menos cinco mil muertes.
Cabe señalar que el contacto con partículas de carbón PM2,5, que son diminutos contaminantes atmosféricos liberados por la combustión del carbón, tiene más del doble de riesgo de mortalidad que las partículas PM2,5 emitidas por otras fuentes.