No obstante, cuando los cambios empiecen a producirse, serán muy rápidos, y el resultado será una vuelta al estado anterior a que se produjera la catástrofe del oxígeno (hace unos 2.450 millones de años).
Además, los investigadores afirman que es improbable que el oxígeno de la atmósfera esté presente de forma constante en otros mundos habitados, lo que merece la pena tener en cuenta a la hora de intentar detectar vida en el universo lejano.